SUBDESARROLLO AFECTIVO
Moreno (1998),
propone un fenómeno de nuestra época denominado “subdesarrollo afectivo”, que
se traduce en un escaso autoconocimiento emocional, lo que no es menor, pues
esto implica la base de muchos de
nuestros desequilibrios.
Este escaso autoconocimiento
emocional considera:
- Falta de conciencia de uno mismo, como la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, estar atentos a nuestros estados de ánimo y reacciones (pensamiento, respuestas fisiológicas, conductas manifiestas...) y relacionarlas con los estímulos que las provocan;
- Falta de autorregulación, que implica tener conciencia de nuestras emociones para aprender a regularlas, equilibrarlas, sin reprimirlas -ya que tienen una función-. La capacidad de tranquilizarse uno mismo es una habilidad vital fundamental;
- Falta de motivación, que es la fuerza del optimismo, imprescindible para conseguir metas importantes. Está relacionada con diversos conceptos psicológicos como el control de impulsos (capacidad de resistencia a la frustración, de aplazar la gratificación), la inhibición de pensamientos negativos (para afrontar con éxito retos vitales), el estilo atribucional de éxito y fracaso, la autoestima (expectativas de autoeficacia); y por último;
- Falta de empatía, que se traduce como es la experimentación del estado emocional de otra persona; la capacidad de captar los estados emocionales de los demás y reaccionar de forma apropiada socialmente.
Este subdesarrollo afectivo que refiere Moreno se traduce, finalmente, en un déficit en los niveles de bienestar y ajuste psicológico, disminución en la cantidad y calidad de las relaciones interpersonales… es decir, aquellos invitados que no queremos en nuestra vida
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