LA IMPORTANCIA DE EDUCAR NIÑOS CON VALORES

Niños emocionalmente sanos y con valores, sin duda ayudará a tener hijos adultos más integrales que serán parte de una sociedad que contribuirán al desarrollo del bienestar global con un otro, siendo capaz de generar instancias de contención, solidaridad,empatía,bondad, compasión conllevando a relaciones ecológicas y saludables hacia las personas y animales, lo que implica una autoestima reafirmada ante los ojos del mundo que los rodea.

Si bien, no es una misión, como padres, que sea fácil, existen ciertas herramientas que nos ayudarán a fomentar a tener niños de corazones nobles.

1.- APRENDER DESDE PEQUEÑO A SER AGRADECIDOS. Las palabras como “por favor”, “gracias”, incentivan la visualización de que existe otro, respetando sus tiempos y espacios, cómo también,  valorando sus acciones hacia nosotros educando el valor que ellas tienen, dado que mencionar  dichas palabras sin conciencia del peso que llevan nada de ello tiene consistencia en el tiempo.

2.- APRENDER LA SOLIDARIDAD DESDE LA OBSERVACIÓN. No sacamos nada en exigirle a un niño que sea solidario si como familia no estamos entregando ese ejemplo y no estamos prestando la ayuda cuando alguien lo necesita. El compromiso social comienza por las raíces de quienes están educando.

3.- EDUCAR EL CORAZÓN ES TAN IMPORTANTE COMO EDUCAR LA MENTE. No es suficiente aprender y entender desde el intelecto sin emoción, es por ello, la importancia de cultivar la inteligencia emocional en los menores con el fin de comprender su propio mundo interno para luego poder generar la empatía y contención con los demás.

4.- EL VALOR A COMPARTIR Y COLABORAR. Generar espacios donde puedan practicar estas virtudes ayuda a que comprendan la importancia de ayudar y de recibir ayudar. La reciprocidad es fundamental para valorar los esfuerzos en conjunto.

5.- GENERAR ESPACIOS DE EXPERIMENTAR. Como bien se dice, la mente que se abre hacia una idea, jamás volverá a su tamaño original. Es decir, nada es más profundo que un aprendizaje significativo a partir del propio descubrimiento. Permitirles que cultiven sus valores, conocimientos y creatividad, cultivando sus corazones serán, desde luego, adultos que ayudarán a potenciar las potencialidades de los demás.

PSICOLOGÍA INFANTIL Y ADOLESCENCIA


HAZME CARIÑO CON TUS PALABRAS

Háblame con cariño, con sonrisas, regálame palabras de afectos para que aprenda sin miedo, y a su vez, me estarás enseñando a desarrollar mi mundo emocional.

Una mala palabra, un desprecio, una descalificación, frases como: “cuando harás algo bueno”, “no puedes ser más tonto”, “lo único que haces es crear problemas”, puede llegar a desencadenar estados de abandono, soledad, estrés, e incluso depresión.

 El uso del lenguaje amoroso, positivo, promueve respuestas de conductas más asertivas y efectivas, donde además, contribuye a una autopercepción y autoestima más consolidada.

Lamentablemente, esto de andar siempre apurados, no sentiré que se tiene tiempo, hace que finalmente la asertividades de los padres al momento de su uso del lenguaje emocional con sus hijos este sea carente de efectividad y trascendencia.

LAS CLAVES DE LA COMUNICACIÓN AFECTIVA CON LOS NIÑOS

Daniel Goleman, en muchos de sus escritos y conferencias, hace alusión que, si bien, el lenguaje positivo es efectivo, se debe tener presente en no llegar a abusar de este hasta el punto caer en muletillas, como por ejemplo, “Hijo, está muy bonito tu dibujo” cuando ni siquiera mirarlo, por lo tanto, la primera clase será CONECTAR con la mente y  emociones, tanto de mi hijo como las propias.

Para ello:

1.- Las advertencias y amenazas no sirven más que para generar miedos, inseguridades e incertidumbres.
2.- Las verbalizaciones autoritarias no ayudarán más que a generar resistencias y oposicionismo en nuestros hijos.
3.- Los discursos largos sólo generan confusión, por lo que aplicaremos la regla de los 30 segundos, tiempo que los niños pequeños logran mantener la atención.
4.- Darse tiempo para escuchar y conectarse demuestra la importancia que le das.
5.- Pronunciar su nombre, mirarlos y tocarlos hace que se sientan contenidos y ser parte de un mundo seguro y armonioso.


Psicología Infantil y Adolescencia

SIENTO DECIRTE NO, PERO MI RESPUESTA SIGUE SIENDO NO.

En muchas ocasiones los padres confunden los límites con la represión, creen que las normas son una terrible coacción de la libertad. Sin embargo, se puede disciplinar con amor, los límites prudentes y razonables ayudan a los niños a crecer con mayor seguridad pues saben lo que se espera exactamente de ellos. Por eso, es importante aprender a decir “no” a los niños, aunque en un principio a los padres les resulte difícil y hasta doloroso.

¿Cuándo decir “no” a los niños?

El “no” crece junto con el bebé. Durante el primer año de vida las necesidades y los deseos del pequeño coinciden, por lo que los padres deben apresurarse a satisfacerlas ya que de esta manera se van sentando las bases para la formación de un apego seguro. Cuando el bebé recibe atención y afecto y sus necesidades están cubiertas, se siente confiado y seguro.

Sin embargo, poco a poco los deseos de los pequeños crecen y comienzan a distanciarse de sus necesidades, por lo que en ocasiones es necesario ponerles coto. Por eso, entre los 9 y 14 meses debe aparecer el “no” de baja energía.

A partir de los 14 o 18 meses, cuando el pequeño comienza a reclamar más independencia pero aún no es autónomo y se frustra con enorme facilidad si no satisfacen sus demandas, debe aparecer el “no” de alta energía; es decir, una negativa categórica y firme.

Es importante tener en cuenta que una educación demasiado permisiva puede torcer la autodisciplina de un niño. Los padres que son incapaces de decir “no” suelen tener graves problemas a mitad del camino, cuando ese niño se convierte en un adolescente o un joven rebelde.

Por eso, existen determinadas situaciones en las que el "no" es imprescindible:

- Cuando se comportan de manera violenta, ya sea con otros niños, adultos o animales. Al pequeño debe quedarle claro que la violencia nunca puede ser la solución a los problemas y no es un comportamiento consentido.

- Cuando pueden estar en peligro. Es importante que los niños descubran su entorno con relativa libertad y que cometan sus propios errores, pero no deben exponerse a riesgos innecesarios. La tarea de los padres es potenciar la independencia, a la par de la seguridad

- Cuando han traspasado los límites y lo que han hecho es inaceptable. Es importante que los niños aprendan desde pequeños que existen ciertas normas que deben cumplir y que algunas conductas no son aceptables porque vulneran los derechos de los demás. Deben aprender que su libertad termina donde comienza la de los otros.

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE DECIR “NO”?

 “No” es una palabra que tiene un poder enorme. Los niños la oirán mucho en boca de los padres y los padres también la escucharán en boca de sus hijos. Ambos tienen que acostumbrarse porque esta palabra ayuda a marcar límites e indica que no estamos dispuestos a llegar más allá, por lo que en ciertos casos también es una manera para enseñarle al pequeño a hacer valer sus derechos y a que los demás respeten su identidad.

Por otra parte, el “no” contribuye a que los niños vayan aprendiendo a retrasar la gratificación, una lección importantísima para la vida ya que potenciará la tolerancia a la frustración. De esta manera, cuando crezca, aprenderá a tomar decisiones reflexionadas, no actuará por impulso y sabrá retrasar las gratificaciones. Decirse “no” a sí mismos es una señal de autocontrol. 

SÍ AL “NO”, PERO CON MESURA

El “no” contribuye a formar a una persona independiente, responsable y segura de sí pero los padres tienen que asegurarse de que no se les va la mano. Demasiadas negativas puede terminar provocando un efecto contraproducente, de forma que el niño puede sentir una gran frustración y desarrollar un comportamiento rebelde. El “no” repetido una y mil veces hará que el pequeño piense que el mundo es un sitio negativo y hará que desarrolle una actitud pesimista. 

Por eso, también es importante que los padres apliquen estrategias creativas al “no”. De hecho, decir “no” con frecuencia hará que esta palabra pierda su fuerza y dejará de ser eficaz. Por ejemplo, es importante que le expliques por qué no debe comportarse de cierta forma. También es conveniente darle otras opciones, para no generar una frustración innecesaria. Por ejemplo, en vez de limitarse a decirle que no puede salir al parque a jugar, puedes darle otras alternativas que puedan entretenerle.

Es fundamental que los padres encuentren un balance entre el “sí” y el “no”. Cuando existe ese equilibrio el “no” dicho en el momento apropiado, con firmeza y amor, no generará en el pequeño más que un disgusto pasajero con el que podrá lidiar perfectamente.

Psicología Clínica Infantil y Adolescencia


Fuente:http://www.rinconpsicologia.com/2016/11/siento-decirte-no-pero-mi-respuesta.html