Háblame con cariño, con sonrisas, regálame palabras de afectos para que aprenda sin miedo, y a su vez, me estarás enseñando a desarrollar mi mundo emocional.
Una mala palabra, un desprecio, una descalificación, frases como: “cuando harás algo bueno”, “no puedes ser más tonto”, “lo único que haces es crear problemas”, puede llegar a desencadenar estados de abandono, soledad, estrés, e incluso depresión.
El uso del lenguaje amoroso, positivo, promueve respuestas de conductas más asertivas y efectivas, donde además, contribuye a una autopercepción y autoestima más consolidada.
Lamentablemente, esto de andar siempre apurados, no sentiré que se tiene tiempo, hace que finalmente la asertividades de los padres al momento de su uso del lenguaje emocional con sus hijos este sea carente de efectividad y trascendencia.
LAS CLAVES DE LA COMUNICACIÓN AFECTIVA CON LOS NIÑOS
Daniel Goleman, en muchos de sus escritos y conferencias, hace alusión que, si bien, el lenguaje positivo es efectivo, se debe tener presente en no llegar a abusar de este hasta el punto caer en muletillas, como por ejemplo, “Hijo, está muy bonito tu dibujo” cuando ni siquiera mirarlo, por lo tanto, la primera clase será CONECTAR con la mente y emociones, tanto de mi hijo como las propias.
Para ello:
1.- Las advertencias y amenazas no sirven más que para generar miedos, inseguridades e incertidumbres.
2.- Las verbalizaciones autoritarias no ayudarán más que a generar resistencias y oposicionismo en nuestros hijos.
3.- Los discursos largos sólo generan confusión, por lo que aplicaremos la regla de los 30 segundos, tiempo que los niños pequeños logran mantener la atención.
4.- Darse tiempo para escuchar y conectarse demuestra la importancia que le das.
5.- Pronunciar su nombre, mirarlos y tocarlos hace que se sientan contenidos y ser parte de un mundo seguro y armonioso.
Psicología Infantil y Adolescencia
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