Una persona paciente y calmada tendrá menos
propensión al estrés y a padecer problemas físicos derivados de la ansiedad. Se
tomará la vida con más filosofía y verá el lado bueno de las cosas con más
facilidad que otros.
Si logramos inculcar la paciencia a nuestros
hijos estaremos ayudándolos a ser más felices. Así que manos a la obra,
pongamos en práctica estos consejos y cualquiera que se nos ocurra como padres
en el día a día:
ENSEÑARLES
A EXPLORAR LOS DETALLES
Un ejercicio que podemos practicar a diario es
ver las cosas pequeñitas que suelen pasar desapercibidas con la velocidad de la
vida. Si estamos en el parque por ejemplo, buscar insectos, observar las flores
que se van a abrir, oír a los pájaros, seguir el proceso de las estaciones en
los árboles. Eso le ayudará a relajarse e investigar el mundo que tiene a su
alrededor.
BUSCAR
ENTRETENIMIENTOS
Cuando algo tarda en llegar, como el autobús,
podemos jugar a buscar cosas de un determinado color. Aprenderá a entretenerse
en las esperas.
SÉ
PREVISOR CON LOS TIEMPOS
Si vais a viajar o al doctor, sitios donde
suele haber retrasos, llévale una mochila con juegos, cuadernos para pintar,
libros o muñecos pequeños. Se le pasará el tiempo sin darse cuenta. Si puedes
evita las pantallas (iPad, móvil o computadora). Resérvalas como último
recurso.
Esto es imprescindible. Si el niño nos ve
perder la paciencia a menudo (en el coche, en la cola, con otras personas)
repetirá nuestro comportamiento. Así que ya sabes, empieza a mostrarte
tranquilo y positivo.
ACTIVIDADES CALMADAS
Leer, dibujar y armar puzles o construcciones
pueden ser muy efectivas a la hora de educar la paciencia. Proporciona juegos
que requieran de su atención y tranquilidad.
SÉ
COMPRENSIVO CON SUS NECESIDADES Y TIEMPOS
Esto es que no pretendas que el pequeño se
calme si tiene hambre, sueño o está cansado. Ahí sí urge atenderlo lo antes
posible pues no es capaz de serenarse y cada minuto que pase se pondrá más
nervioso. También debemos tener en cuenta que su percepción del tiempo no es la
nuestra, o sea que no le anticipemos un acontecimiento con demasiada antelación
porque se desesperará y nos desesperará a nosotros con su preguntas. Así que si
van a acudir a un acontecimiento especial, díselo el día antes. Será mejor para
todos.
EXPLICARLE
POR QUÉ HAY QUE ESPERAR
Por educación, por respeto, porque hay cosas
que mejoran esperando un poco, porque esperar merece la pena. Hablar con él de
todo esto con ejemplos prácticos según vaya creciendo y siempre cumplir lo que
prometamos en la espera. Si le decimos que cuando acabemos de limpiar damos un
paseo, así debe ser.
Si sigues estos consejos y predicas con el
ejemplo te aseguro que tendrás un pequeño adulto cada vez más paciente y
tranquilo en casa, que sabrá sacar provecho de la vida y no perderá la calma
con facilidad.
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