En una época en la que se usan las tablets para
calmar a los niños, se hace más indispensable si cabe entrenar a nuestros
pequeños en técnicas de relajación. Podemos hacerlo por medio de juegos para
que, a la vez que desarrollan recursos para la vida, se diviertan.
Así, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad
que fomenta la prisa, los estímulos rápidos y la gratificación inmediata, es de
suma importancia que tengamos a mano recursos que favorezcan un mayor autocontrol.
Por eso, basándonos en esta premisa, en este
artículo hemos recopilado algunos juegos que se constituyen como técnicas de
relajación para los más pequeños de la familia.
1.
¡¡A
SOPLAR LA VELA!!
nariz, inflando la barriga y expulsando poco a poco el aire mientras soplamos la vela con intención de apagarla. Una vez que están comprendidas las instrucciones, situamos al niño en una silla a dos metros de la vela, que se encontrará encendida encima de una mesa.
No puede levantarse ni inclinarse, por lo que es
esperable que no consiga apagarla. Así que lo acercaremos medio metro
aproximadamente. Realizaremos acercamientos progresivos hasta que la apague. De
esta manera tendremos un rato de juego de unos 5 minutos en el que el niño
adquirirá la habilidad de respirar profundamente.
2.
EL
JUEGO DEL GLOBO
La técnica del globo es un juego maravilloso que
nos ayuda a fomentar la relajación a través de una correcta respiración. ¿Qué
necesitamos? Un espacio amplio y globos de colores. ¿Qué debemos hacer? Inflar
un globo tanto que explote e inflar otro globo y dejar que expulse el aire
lentamente manipulando la boquilla.
Después, les pediremos a los niños que cierren sus
ojos y se imaginen que se convierten en globos mientras toman aire. Luego, les
solicitaremos que expulsen el aire lentamente, como si fueran globos.
Tras hacer esto pediremos a los niños que nos
cuenten situaciones en las que se sienten como globos, situaciones en las que
no pueden soportar o tolerar algo. Entonces, les invitaremos a que nos indiquen
cómo lo han resuelto, ofreciendo alternativas si necesitasen ayuda para tomar
conciencia de esas situaciones.
3.
La
relajación progresiva
Si bien podemos darles nosotros las instrucciones,
en youtube encontramos videos basado en el texto original de la relajación de
Koeppen que narra las instrucciones de relajación con una fantástica música de
fondo cortesía de Salvador Candel. No obstante, cabe decir que las
instrucciones también podemos dárselas nosotros, ambientando la situación con
música relajante que favorezca un entorno cálido y sosegado.
Como nota adicional, cabe decir que para favorecer
que generalicen este tipo de relajación en contextos más “naturales” como el
colegio, podemos decirles que si se ponen nerviosos en clase, agarren la silla
mientras están sentados y tensen los brazos y el tronco al mismo tiempo que
hacen fuerza con los pies en el suelo.
4.
EL
JUEGO DE LA SEMILLA
Con música relajante de fondo y luz tenue,
simbolizaremos el crecimiento de un árbol. Comenzaremos por ponernos de
rodillas en el suelo con la cabeza agachada y los brazos extendidos hacia
adelante, como si fuésemos gatitos desperezándose.
Somos una semilla que, al son de la música, va
creciendo y convirtiéndose en un árbol grande con hermosas ramas, que serán
nuestros brazos extendidos hacia arriba cuando estemos de pie. Este ejercicio
es ideal para hacerlo con ellos por la noche, antes de acostarlos.
5.
EL
CUENTO DE LA TORTUGA
El cuento de la tortuga, desarrollado por
Schneider, es magnífico para fomentar habilidades de autocontrol. En el enlace
se narra la historia de una pequeña tortuga que se enfadaba por todo y
explotaba con gran facilidad.
Un día, tras sentirse sola y aislada, se encuentra
con una sabía tortuga que le da un truquito para controlarse cuando se enfada:
meterse en su caparazón, contar hasta calmarse, frenar sus pensamientos y
relajarse.
Este cuento es ideal para narrarlo a niños entre
los 3 y los 7 años. Para favorecer la puesta en práctica de esta habilidad
podemos darles una pegatina o un papelito con una tortuga cada vez que realicen
el ejercicio en una situación de tensión. Lo tenemos descargable y listo para
imprimir en este enlace.
6.
El
frasco de la calma
Llamamos frasco de la calma a un bote en el que
metemos agua, silicona líquida para dar densidad al contenido y, por ejemplo,
purpurina. Podemos fabricarlo con ellos con una manualidad más y es ideal para
que lo contemplen tanto en momentos de tensión como en momentos que podemos
llamar “zen”.
Consiste en que lo agiten y observen el movimiento,
después de ello les explicaremos que la purpurina es como sus emociones, que se
agitan y agitan hasta que se tranquilizan. Es ideal para fomentar la reflexividad.
La sola observación de la purpurina moviéndose
lentamente les ayudará a concentrarse y relajar su mente tras momentos de gran
activación. (En youtube encuentras cómo hacerlo)
7.
EL
JUEGO DEL SOPLADOR DE BOLA GIGANTE
Otro recurso más para divertirse y aprender a
respirar de manera profunda es el juego del soplador. Consiste en que mantengan
durante el mayor tiempo posible la bola en el aire. Divertido, ¿verdad? Lo
cierto es que este juego les encanta y es muy funcional para favorecer la
relajación.
8.
ARRUGAR
PAPELES, APLASTAR BOLAS, GARABATEAR
Garabatear, arrugar papeles o aplastar bolas
blanditas tipo anti-estrés es otro juego maravilloso para ayudarles a canalizar
sus emociones negativas. Además, al mismo tiempo favorecemos el desarrollo de
la motricidad fina, ya que les ayudamos a fortalecer los músculos de sus
pequeñas manos.
9.
PINTAR MÁNDALAS
Pintar mándalas no solo favorece la relajación y la
reflexividad, sino la capacidad de concentración y la habilidad creativa. En
librerías y en internet encontramos numerosas alternativas adecuadas para ellos
que les encantarán.
Hasta aquí la recopilación de hoy, esperamos que
realmente estos juegos y recursos sean de utilidad en la crianza de los más
pequeños. No olvidemos que es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos
rotos y que el hecho de que la naturaleza nos confíe la educación de los niños
es nuestra mayor responsabilidad.
PSICOLOGÍA INFANTIL Y
ADOLESCENCIA
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